14 jul 2015

Relativos a las islas Malvinas Nº 8

Habiendose tomado en la Corte de Londres con el mayor calor el acto de haberse expelido a los Ingleses establecidos en Puerto Egmot, de suerte que se tienen fundandos rezelos de un prompto rompimiento, sabiendose con seguridad que se halla disponiendo un fuerte Armamento que tal vez tendra destino a esos Dominios; me manda el Rey hacer a V.E. el mas estrecho encargo para que con las fuerzas que esten a su disposicion, y las que han procurado embiarsele de que se da a V.E. aviso con separacion, dedique todo su esfuerzo, y providencia a hacer ilusoria cualquiera tentantiva que en los puertos y costas de la jurisdicion de ese Gobierno puedan intentar los ingleses dando a este fin los avisos convenientes; en inteligencia de que fia S.M. del acreditado celo de V.E. no omitira diligencia que conduzca a que no logren ningun adelantamiento ni progreso en sus designios. Dios gue a V.E. m. a.

San Lorenzo 16 de Octubre de 1770.

El Baylio fr. D. Julian de Arriaga.
Original

Quintip.

S. Gobernador de Buenos Aires

Relativos a las islas Malvinas Nº 7

Enterado el Rey por su carta de V.E de 9 de abril, de la determinación que había tomado de desalojar a los ingleses de su nuevo establecimiento en Puerto Egmont, enviando a este fin las Fragatas de Guerra que se hallaban en Montevideo mandadas por el Capital de Navio D. Juan Ignacio Madariaga encargado de esta expedición, y aun verificado en posteriores fechas de 16 Mayo que había hechos a la vela para su cumplimiento el dia 11: me manda S.M. prevenir a V.E. que si al recibo de esta orden no se hubiese ejecutado, suspenda esta operación despachando inmediatamente las ordenes correspondientes a este efecto a el Gobernador de las Malvinas D. Felipe Ruiz Puente y D. Juan Ignacio Madariaga, rigen; Siendo el animo del Rey que repetidas las protestas, sin proceder a mas, y poniendo E.V. a Ruiz Puente en estado de sostenerse contra cualquiera insulto, y dando cuenta de cuanto baua ocurriendo V.E. nuevas ordenes para su gobierno.
Esto es respectibe al mencionado establecimiento del Puerto Egmont, u otro cualquiera en las mismas Islas, quedando en su fuerza y vigor la orden de 25 de Febrero de 68 para hasta Cabo de Ornos, Estrecho de Magallanes y la parte del Sur que se comunico a el Virrey del Peru como de su pertenencia. Dios gue a V.E. m. a.

San Ildefonso 24 de agosto de 1770.

El Baylio Fr. D. Juluan de Arriaga.

S. D. Fran. Bucareli

13 jul 2015

Relativos a las islas Malvinas Nº 6

Señor:
En respuesta a su carta de Vm. de hoy, hago saber a Vm. que estas islas pertenecen a S.M.B. por derecho de descubrimiento, y con especial complacencia suya estoy aquí, con instrucciones para protegerlas con todo mi poder, y para manifestarlo contra los vasallos de otras potencias, haciendo un establecimiento en cualquiera de dichas islas: Por lo que en su nombre aviso y exhorto a Vm. y a todo lo que este debajo de su mando, que las evaque.
Yo soy con grande atención su mas obediente, y humilde servidor.
Tamar (Puerto Egmont)

Antonio Hunt.

Relativos a las islas Malvinas Nº 5

Intimación del Comandante español al comandante ingles con la respuesta de este

Muy Señor mio:
Habiendo entrado por casualidad en este puerto, he quedado admirado de encontrar en el una especia de establecimiento bajo la bandera inglesa puesta en tierra, y auxiliada de las embarcaciones de S.M.B., ocupando Vm. en una y otra parte el ejemplo de Comandante en xefe.
Siendo estos demonios de S.M.C., este proceder es contra el espiritu de los tratados de paz, que privan introducirse en demonio ajeno, contra todo derecho, por lo  que es de notar que los vasallos de S.M.B. se atrevan a quebrantar el sagrado de una paz, ultimamente establecida, en cuia observancia S.M.C. quita toda queja obligando a sys vasallos a la mas sincera armonio, tan conforme a su Real intencion; en cuya inteligencia a Vm. protesto. de palabra y por escrito, se separe de la usurpacion de este puerto y costas, dejando al Rey mi amo libres sus demonios, conteniendome a proceder de otro modo hasta dar parte a S.M. y recibir sus Reales ordenes.
Nuestro Señor le guarde a Vm. muchos años.

A bordo de la fragata Santa Catalina 20 de febrero de 1770.
Francisco de Rubalcaba

Señor D. Antonio Hunt.

Relativos a las islas Malvinas Nº 4

Islas Malvinas y Abril 22 de 1767

Muy Señor mio: y mas venerado protector:
De Montevideo dado fondo en este Puerto, el día 25 de marzo precedente, lo practico gustoso procurando noticia de la salud de Vm. q. deseo perfecta, y en toda felicidad, a cuia disposición ratifico, la que gozo, sin haber sentido decadencia en el viaje (que a Dios gracias) a sido sin contratiempo notable: Ayer, 1º de Pasqua, desembarque a residir en tierra, por no haber avido alojamientos hasta que los han desocupado los Franceses, que conducen las Fragatas; quienes nos dejan clavados y dañados por todos terminos: pues esta Isla no tiene ni produce cosa alguna, según las apariencias del terreno, y clima, e ynforme general de todos ellos, que los mas se restituyen a su País a exepcion de los que no tienen forma de pasar en otra parte. Cuia relacion incluio a Vm. en el estado de los auitantes que poceemos este Versalles; en 33 barracas sin cozinas, sumamentes, estrechas; y húmedas; y cubiertas de paja; y tan separadas que no es fácil juntarnos, y menos con la intemperie de mucho frió, aun en Otoño; nieve, granizo, y yelo, lodo, y el aire siempre húmedo; el día y noche: opaca la admosfera, la leña de ninguna duración, a la lumbre; los alimentos reducidos a los volátiles, y de pesca; pero prohibidos, a falta de redes, y plomo, sino los que escasamente bastan para los Gefes, y finalmente la ynpocibilidad de experimentos: por no haber los medios necesarios, y de ser la estación contraria; todo lo cual: es para mi mas cruel, así porque me informaron en esa Ciudad escuzase provisiones porque la del Rey nos debian asistir con todo subsidio, como porque el tiempo no me permitió mirar las cozas con refleccion, sino como para acreditar mi conformidad, así con el Gobierno: como con el dictamen acertado de mis afectos, y favorecedores; y siendo Vm. uno de los mas especiales. Suplico rendidamente no sexe en influir y rogar por el fruto de mi sacrificio; y saluda de este destierro, al tiempo que prudentemente considere esta cumplida la voluntad de S.E. cuia satisfacción procuro:
Adjunta remito a Vm. una relación de entriega de efectos que contiene esta Isla, y hemos recibido de quenta del Rey, y vn plano de la derrota desde Montevideo, y este Puerto: que merece estimación, porque creo que como el, ni este Gobernador lo a conseguido: y io lo he adquirido a costa de algunos ruegos; y una carta de recomendacion a Vm. de su autor que es vno de los pilotos de la Esmeralda nombrado D, Ramon de Amaya, cuia pretencion es el que Vm le balga para restituirse a su caza, en la primera Fragata; también acompaña el Diario de la navegacion, sobre que se a levantado. Y es lo vnico que he hallado digno de la atencion y agrado de Vm.
La experiencia comprobara mi verdadero reconocimiento, las ocaciones que Vm. franqueare a mi inutilidad, y rendida obediencia. Con que insecantemente ruego a Dios prospere y gue, su vida m. a. que he de menester.
B.L.M. de Vmd. su mas at. reco. aff. serv.
Phelipe Mrn. de Mena.

Maluinas y Abril 22 de 1767.

Nota q. el Diario, y Plano de la Derrota, y Navg. va a bordo de la Frag. la liebre: a cargo del Cap. D. Man. Cornejo, con carta igual que acompaña; por no haber habido lugar de copiarlo, y duplicarlos con esta, a bordo de la Esmeralda etc.

Señor D. Dom. de Bazabilbazo.

10 jul 2015

Hundimiento del buque inglés HMS Sheffield en la Guerra de Malvinas (1982)

Relativos a las islas Malvinas Nº 3

Buenos Aires y Mayo 21 de 1767.

Llego lancha de Montevideo con algunos de los oficiales de las fragatas, que han vuelto de las Maluinas, y han trahido a todos los Franceses, que cupieron en ellas, de los que habia en aquella Islas, en donde quedaron algunos pocos, que han de venir en la primera expedicion, que se jusga sera la primavera; p. que estando tan aburridos alli, supongo, ninguno quiere quedarse. Entre estos oficiales ha venido el Teniente de Rey Frances: este refiere que p. todos terminos es inutil aquel territorio, p. plantado diferentes arboles silvestres que llevaron de la Isla del fuego, que todos se perdieron y sacaron, dice assimismo, que es una tierra negra, y pedegrosa, toda aquellos que han reconocido en dicha isla en los llanos, y en los altos, es tan pantanosa, que de repente se encajan hasta media pierna por todas partes, p. donde caminas: Que el referido teniente Rey en una huertesilla, a fuerza de mucho cuidado pudo mantener p. un par de meses en el verano unas coles, y rabanos; pero q. ning. otra semilla produxo: que todos los Franceses, que habian alli eran forzados: que el frio es grande, y lo mismo las lluvias, y nieve, que eran faltos de leña, que. p. hacer los ranchos traxeron la madera de la Isla del Fuego; y que solo ai p. parte del invierno de tres y media a cuatro horas de dia; que se aparecio en aq. Isla una Fragata inglesa, cuyo Cap. pidio lic. al Frances p. reconocerla, y habiendoselo repugnado, le dijo, que no tenia por que hacerlo, mediante que los Franceses habian cedido a los españoles dha Isla y, q. p. su entrega habian salido del Ferrol dos Fragatas, y otras embarcaciones, p. tomar possecion de ella, con cuya noticia tubieron los Franceses, q. estaban alli bastante complacencia, y les dieron permiso p. q. saltasen en tierra, y hiciesen el reconocimiento que pedian, y habiendolo executado, se fueron; y que tienen entendido, q. al extremo de dha Isla, q. la divide un brazo de mar, se poblaron, y armaron un fuertesillo de madera, q. traian hecho a prevencion con doce troneras p. armar artilleria: q. estos dixeron que dha Isla les pertenecia p, haber sido ellos los I. q. hicieron el descubrimiento cuando poso Jorge Anson, y q. en ella dixo su señales puestas, q. existen aun. Dicen tambien q. el puerto, que tiene dha Isla es formirable, con un gran canal a su entrada muy ancho, y de muchos fondo, q. entrados alli los navios, estan muy resguardados de las serranias, y q. ningun viento los ofende: y q. no poblaron la Isla del Fuego  p. no haber hallado, q. p. ella es menester mucha practica.
De nuestra gente en dha Isla quedo el Gobernador, q. p. ella vino de España, el teniente de Rey D. Ant. Cantani, y Capitan D. Phelipe Mena, soldados, y forzados, q. fueron en la misma expedicion; q. no les faltaron trabajos, q. fueron viveres, q. les quedaron fueron escasos, mediante, q. la saetia, q. los llevaba se bolbio a arribada.
La fragata Francesa, q. fue en la misma conserva, y debe pasar a la india, queda alli, esperando llegue la que escribio a Montevideo p. proveerse de los viveres, que lleba a su bordo: esta se dice, no saldra hasta la primavera, y p. consiguio la otra hasta que esta llegue. Es lo unico, q. hasta el presente hemos podido adquirir, q. no sabe hablar castellano, y ha sido interprete p. ello otro Frances de los recidentes en esta.
En este estado se jusga, q. en dha Isla no podra tener subsistencia su poblacion p. nosotros, obstante q. con la noticia, q. se le dara a S.M. en una de las mismas Fragatas, q. se dice saldran p. España se determinara lo mas conveniente.
De los 5 religiosos, q. fueron a esta expedicion han vuelto los 4 p. q. no eran necesarios, y solo ha quedado el mas mozo.
Todo el ganado, y caballos, q. llevaron nras. Fragatas se murio en la navegación. De lo que. llevaron los Franceses solo han quedado 4 Guelles y un Caballo.

D.n Phelipe Mrn. de Mena
Recibida en 29 de Mayo
Rep.da en 14 de diz.re dho.

Relativos a las islas Malvinas Nº 2

Copia de carta que escribe a un amigo el P. Sebastian Villanueva Reli. Fran. de las Islas Maluynas en 25 de Abril de 1767. Dice asi.

Amigo y querido dueño:

Yo quisiera escribirle una carta larguisima, dandole noticia de todo lo que es esta miserable tierra, porque en mi vida he visto, ni es capas que haga en todo el mundo tantas desdichas juntas, porque no tiene toda esta Isla, cosa ninguna buena. Toda ella se compone de serranias, con muchos arroyos y pantanos de agua. No hay en toda ella un arbolito; la leña que quemamos es una yerba que tiene una cuarta de alto; las casas en que vivimos, son todas cubiertas de paja, y algunas con lonas embreadas, y las paredes son de terrones puestos unos sobre otros, que entra el viento los mismo que por una red. El frio no hay con que ponderarlo; son los vientos tan frios, y sutiles, que no hay ropa que resista; todos los dias son nublados, y spre, o esta lloviendo o nevando, de tal suerte que, cuando vemos un dia de sola, nos alegramos muchos y nos causa grande gravedad. No hay en esta Isla cal ni piedra de que hacerla. Las piedras aunque son muchas, de nada siruen, porque no se pueden labrar. La tierra no produce cosa alguna. Los franceses aunque han sembrado de todas semillas, pero nada sale, mas que unas coles, y lechugas muy pequeñas, y estas despues de mucho trabajo. En toda la Isla no hay mas vivientes, que leones marinos, y lobos, y muchos pajaros, aunque estos no se pueden comer, porque hieden. Solo se encuentran algunos patos ariscos que se llaman abutardas, y esta es la unica carne fresca que comemos; p. cuesta mucho trabajo para cazarlas. Por fin no es posible escribir todas las miserias de esta tierra: Vmd. finja alla en su imaginacion lo peor que pueda, y finja o pinte una tierra inhavitable.
Hemos llegado con felicidad grac. a Dios: el dia 25, de Marzo dimos fondo en este puerto; salimos de Montevideo el dia ultimo de Febrero. Hemos tenido en la mar cinco dias seguidos de tormentas, con muchos sustos, se nos han muerto todos los cavallos que traiamos, y casi todas las vacas, solo han llegado algunas pocas, con tres carneros. Aqui nos han entregado los franceses, un caballo dos bueyes, y dos lecheras con dos terneros. Hay algunos chanchos, pero muy flacos, por que no tienen que comer. No le escribo mas porque se me yelan los dedos de frio, y para escribirle esta me he sentado en el suelo, porque la casa en donde vivo esta grande que no cave un hombre parado, y vivimos en ella tres. Umd. dispenseme los cumplimientos porque mas no puedo, y tengame reconocido por su amigo, aqui en cualquier parte, y esto sin lisonja.
Yo quedo en este triste desierto, sufriendo todo por amor de Dios, rogando p. Vmd. me legue m. a.
Su af. amigo

Fr. Sebastian Villanueva
Puerto de las Maluynas, 25 de abril de 1767.

Relativos a las islas Malvinas Nº 1

El Sr. Bougainville pagara todos los gastos de la Colonia, hasta el ultimo dia de diciembre de 1766 inclusivamente. Su Majestad Catolica ha percibirlos hasta ese dia.
La carga de las fragatas del Rey de España, le parece muy conforme a las necesidades del Establecimiento y cree sera necesario, en absoluto, poseer dos goletas para el servicio diario de la Colonia.
Es precico que haya dos buques ocupados continuamente el cabotaje de las islas Malvinas al Rio de la Plata y Tierra del Fuego.
Le parece esencial hacer venir de Europa una embarcacion adecuada para el trasporte de madera.
Piensa que, por el momento, basta conducir los soldados y dejar aqui las mujeres y niños, que seran transportados en el segundo viaje.
Sera conveniente lastrar con ladrillo y piedra de cal los barcos que vayan, en adelante, del Rio de la Plata a las Malvinas.
Se sabe que lo esencia del Establecimiento consiste en hacer pasar a la isla la mayor cantidad posible de animales.

Buenos Aires, el 8 de febrero de 1767.
                                                 
                                                                                                      De Bougainville

Conclusion

No esperamos convencer al gobierno ingles del valor de nuestras razones, ni tampoco de las conveniencias de todo orden que aconsejan la solucion definitiva que esta enervante y pesada cuestion de las Malvinas. Es de aquellos que -como ese personaje de Aristofanes- no se persuade... sobre todo cuando esta persuadido de antemano. No hemos escrito, por consiguiente, para el, sino para todos los hombres de buena voluntad, que acaso no esperan mas concoer la causa de la verdad y la justicia para interesarse por ella. Ciertamente la fuerza reina sobre el mundo y el egoismo en los corazones. El mismo gran Pascal, sin embargo, que a menudo ha repetido el primero y desesperante axioma, parece haberle agregado una vez: "pero la opinion gasta la fuerza". Aceptamos aqui el augurio, como un rayo de sol que atraviesa la nube; y contribuyamos, por nuestra humilde cuenta, a preparar el advenimiento de esta opinion reparadora que puede -nos dicen- tornarse a su tiempo una fuerza justa, capaz de oponerse a la fuerza injusta y corregir los excesos. Despues de todo, en lo tocante a las "republicas hermanas", tambien herederas legitimas de la misma España materna y cuya politica internacional tiene mas de un punto comun con la nuestra, la modesta propaganda presente no invoca una ideal sublime de generosidad y heroismo; sino el sentimiento muy humano del interes general y, pudiera decirse, del egoismo bien entendido que les aconseja, para la salvacion comun, sentir para adentro y hacer percibir afuera que existe una America Latina.
La actitud de la Repubica no puede sino merecer aprobacion y estima. Despues de haber expuesto su buen derecho, solo pide que Inglaterra adhiera espontaneamente y de a sus autoridades, en el acto, orden de evacuar Stanley y las Malvinas. Espera, simplemente, que el gobierno britanico reconozca -como lo reconoceria si tuviese delante de asi a Alemania o a los Estados Unidos- que, aun en la hipotesis de que Inglaterra tuviese todos los derechos que se atribuye, no le corresponde a ella decidirlo; y que el debate de las Malvinas no ha sido juzgado sin apelacion por una ocupacion a mano armada, que se esfuerzan en justificar mediante alegaciones inexactas o a lo menos contradichas por la parte contraria.

LA REPUBLICA ARGENTINA NO PRETENDE QUE INGLATERRA LE DA LA CAUSA POR GANADA: PIDE QUE SU LITIGIO SEA JUZGADO POR JUECES, REHUSANDOSE A TENER POR TALES A LOS OFICIALES Y FUNCIOARIOS INGLESES QUE LE HAN IMPUESTO LA LEY BRUTAL DEL MAS FUERTE. DESPUES DE ESTO, CREEMOS QUE LA ARGENTINA ACEPTARIA ANTICIPADAMENTE, DECLARANDOSE SATISFECHA, QUE LA GRAN BRETAÑA PREFIERA RECUBRIR AL ARBITRAJE DIRECTO A SOMETER EL ASUNTO AL TRIBUNAL COMPETENTE DE LA HAYA. INGLATERRA DARIA, EN ESTE CASO, UN NOBLRE EJEMPLO, DIGNO DE LAS PAGINAS DE SU HISTORIA. ES DEMACIADO PODEROSA PARA QUE SU ACCESION SE ATRIBUYA A DEBILIDAD, Y TAMBIEN DEMASIADO RICA PARA QUE UNA TAL RESTITUCION -SI FUESE RESUELTA- CONTARA PARA NADA EN SU INMENSO IMPERIO. NO HAY HUMILLACION EN SOMETERSE A LA LEY COMUN, LA CUAL QUIERE QUE NADIE SEA JUEZ EN SU PROPIA CAUSA. EL DEMERITO Y EL DESCREDITO CONSISTIRIAN, MAS BIEN, EN ADHERIR TEORICAMENTE A LAS DOCTRINAS DE PAZ Y JUSTICIA ARBITRAL, PROCLAMADAS ANTE EL MUNDO, PARA RENUCIARLAS EN LA PRACTICA Y REPUDIAR EL PROCEDIMIENTO DEL ALTO TRIBUNAL DEL QUE SE FORMA PARTE, ASI COMO SE DECLINA LA JURISDICCION.

Buenos Aires, enero-febrero de 1910.

9 jul 2015

Diversas expediciones de Saint-Malo

Sin embargo, dos expediciones realizadas inmediatamente despues de las citadas, merecen todavia mencion especial. Es, en primer termino, la del Assomption, piloteado por Poree, cuya partida de Saint-Malo tuvo lugar el 13 de febrero de 1708. Despues de una recalada forzosa en la isla Santa Catalina, el Assomption doblo el cabo al sur y llego, el 16 de julio, "a vista de una tierra desconocida", que Poree llamo Costa de la Assomption, por el nombre de su navio. No se trataba, como se ha comprobado mas tarde, sino de la costa noreste de la Malvina oriental, es decir, siempre de la futura posesion de Boungainville. Una averia obligo al Assomption a una nueva recalada en Buenos Aires, de donde volvio a partir en diciembre para las Malvinas: alla la sorprendio, el 13 de enero de 1709, la escuadra de Woodes Rogers, que lo persiguio sin impedirle a llegar a Chile y al Perú. Trajo de alla varios millones y regreso a Saint-Malo el 28 de agosto de 1710. Por fin, el Incarnation, navio portugues capturado por Duguay-Toruin en la Bahia de Rio de Janeiro, cuando la famosa persecucion, fue enviada de Rio mismo al Mar del Sur, bajo el mando del capitan Brignon, de Saint-Malo. Fue este, segun Frezier, quien destaco las "tres islas en triangulo" de las Sebaldinas propiamente dichas y las hizo distinguir, definitivamente, de las "islas Nuevas o Malvinas". Y esta misma cita nos lleva a decir algunas palabras de un ultimo viaje que, en cierto modo, recuerda todos los precedentes, merced al mapa bastante exacto y a la exposicion critica en que el autor las resume: se adivina que aludimos a Frezier.

Viaje y mapa de Frezier

El ingeniero real Amadeo Francisco Frezier, se embarco en Saint-Malo el 23 de noviembre de 1711, como oficial, en el navio Saint-Joseph, de 350 toneladas, piloteado por Laurent Battas. Muy maltratado al principio del viaje, el Saint-Joseph tuvo que regresar al puerto; volvio a partir el 6 de enero de 1712; doblo el Cabo del Hornos el 23 de mayo y recorrio la costa del Pacifico, desde Concepcion al Callao, hasta 1716, epoca en que reaparecio en Saint-Malo, "llevando alrededor de tres millones de pesos". Pero Frezier se habia separado de ellos en Coquimbo, en mayo de 1713. Paso algunos meses en el Perú, estudiando la naturaleza y las costumbres como sabio concienzudo y observador no desprovisto de finura; despues, el 9 de octubre de 1713, se embarco en el Callao para regresar en la Marianne, de Marsella, piloteada por Pisson. Despues de quedar en Concepcion, esperando la compañia de tres navios de Saint-Malo, la escuadrilla se hizo a la vela para Francia el 19 de febrero de 1714; pero las otras tres abandonaron pronto veloz. La Marianne no hizo ruta menos buena y el 8 de abril toco en Trindade, despues de haber reconocido las Malvinas en una fecga que la Relacion no precisa; volvio a entrar en Marsella el 17 de agosto de 1714.
El mapa de Frezier, enriquecido por el comentario que este hace en su Relacion del Viaje del Mar del Sur, representa el primero trabajo cientifico referente a nuestro archipielago. El autor, muy bien informado, no solo enumera los descubrimientos parciales y sucesivos que dibujan el contorno fragmentario del grupo, sino que los situa correctamente y hasta suministra coordenadas aproximativas muy notables para la epoca. Las Sebaldinas destacanse alli al noroeste, a los 51º 7' de latitud sur y alrededor de 317º de longitud O. de Tenerife. La costa de la Asuncion, corre al este hasta la entrada de Berkeley Sound; pero la roca Eddystone se situa a 51º 6' de latitud y 319º 40' long. Tener., lo cual es una buena aproximacion; ocurre mas o menos lo mismo para Puerto Luis, las islas Danican, Beauchene, ect. La costa occidental del archipielago, toda erizada de islotes, queda en blanco, habiendo preferido el autor por un escrupulo que lo honra, confesar su ignorancia en este punto mas bien que inducirnos en error.
El tratado de Utrecht, que puso fin a la Guerra de Sucesion, dejando a Francia debilitada y a España mutilada, no aprovecho mas que Inglaterra. En lo que respecta a España, ademas de la adquisicion definitiva de Gibraltar, la Gran Bretaña obtuvo, en beneficio de la Compañia Inglesa del Mar del Sur, el privilegio del asiento o introduccion de esclavos negros en la America españoña. Un articulo adicional acordaba a la Compañia inglesa la facultad de enviar cada año un navio de 500 toneladas para traficar libremente en la America española; se presume a que abusos iba a prestarse, entre los garfios ingleses, esta concesion del navio de permiso: la mitad del comercio de Cadiz paso a ellos,

8 jul 2015

Decadencia del comercio malvino

Sine embargo, la preponderancia maritima de la Gran Bretaña, que debia acentuarse cada vez mas gracias al largo periodo de disipacion y de incuria que llaman reinado de Luis XV, no fue la causa principal -o al menos directa- de la merma considerable que sufrio el comercio frances en el Mar del Sur. Sabese que este comercio, del que no podemos mencionar mas que los resultados geograficos, tenia por movil la sed de lucro de los armadores y por base, el contrabando. Este delito fiscal contra el que la conciencia individual reacciona debilmente, tanto hoy como cuando se trata de nuestras propias finanzas perjudicadas, solo aparecia entonces -sobre todo mas alla de la linea en que se sabe terminaba la beligerancia- como una protesta casi legitima del contribuyente aplastado de impuestos contra el Estado opresor. Sobre todo las colonias españolas, que agonizaban bajo las tasas y prohibiciones de la metropoli -incapaz no solamente de producir los articulos extranjeros que almacenaban en Cadiz, sino de transportarlos con seguridad en sus propios navios -tendian los brazos hacia los valientes contrabandistas acogidos como libertadores. Los funcionarios, altos y bajos, cerraban los ojos -mientras no tenian un interes mas urgente para abrirlos -ante el aspecto raro de estos naios repletos hasta las escotillas y llevados, decian ellos, por el mal tiempo o la falta de viveres. Para todo el mundo, los peligros del oficio rehabilitaban el lado ilicito y hasta la historia tiene cierta dificultad en no ver, en e trafico fraudulento de las Indias que abria una salida a travez del despotismo asfixiante, una verdadera institucion de progreso.
El contrabando frances habria, pues, continuado cada vez mas, a pesar de las celosas protestas de Inglaterra y Holanda, sin hacer caso de las perpetuas quejas del gobernador español, tan vanas como sus tentantivas de represion. Pero, en 1719, habia surgido otro obstaculo: el monopolio concedido a la Nueva Compañia de Indias, organizada por el finacista Law, que abrazaba tambien el Mar del Sur. En esta ocasion se renovio, en 1724, la antigua ordenanza de Luis XIV que imponia "pena de muerte" a los infractores, y un barco del rey fue enviado al Peru para hacerla efectiva. Fue asi como esta navegacion quedo mas o menos abandonada por los armadores, que no osaban ya exponer sus capitales, y por los marinos que temian por sus vidas. Los de Saint-Malo dirigieron hacia otra parte sus proas; y desde 1725 hasta Boungainville, apenas se hace mencion de cinco o seis viajes al Mar del Sur, por navios de Saint-Malo que, por lo demas, eran casi todos fletados a Cadiz como "buques de Registro".

Superioridad indiscutible del titulo o argentino

La posicion inexpugnable de España, insistimos en esto, descansa en la asimilacion del archipielago al continente vecino, que nadie ha pensado disputarle. Armada de este derecho primario y original, anterior a todos los titulos accesorios y adventicios, titulos que reclaman otros, podria descuidar el examen de esta pretendida prioridad de descubrimiento que la Gran Bretaña se atribuye, respondiendole simplemente: "No habia descubrimientos que hacer en mis demonios"; del modo mismo que ella habia despojado a Francia de Puerto Luis, sin negarle por eso la prioridad de la ocupacion efectiva. No negamos que la situacion mutua de estos dos ultimos paises haya contribuido a la solucion amistosa de su asunto; pero se ha visto que el Pacto de Familia no tono perentorio del documento español que hemos citado, demuestra suficientemente el caracter serio de la controversia.
Casi al dia siguiente de este deslumbrante reconocimiento de los derechos superiores de España por a unica nacion que aqui hubiera podido oponerle los suyos, tres años despues de la cesion de Bougainville surgia, en 1770, entre Inglaterra y España, el famoso conflicto sobre el cual no tenemos que volver. Hemos visto que los pretendidos derechos de la Gran Bretaña que sus oficiales sostenian tan energicamente en Puerto Egmont, fueron en Londres cuidadosamente separados de la discusion en el momento culminante de la crisis. La irritante disputa no recayo mas que sobre el casus belli provocado por el proceder violente de las fragatas españolas y la reparacion que se exigia de ello. El punto inicial solo fue mencionado, lo repetimos, en la Declaracion de España, que ponia fin -provisional- al conflicto, y esto fue para advertir alli que "compromiso de S.M. Catolica de restituir a S.M. Britanica la posesion del fuerte y puerto llamado Egmont, no puede ni debe afectar en la la cuestion de derecho anterior de soberania de las islas Malvinas, llamadas por otro nombre Falkland". El gobierno ingles dio quitanza sin observacion ninguna; y todos los retrocesos, todos los abusos de fuerza ulteriores, con los sofismas con que se ha pretendido justificarlos, no haran que esta aquiescencia no haya significado a su hora, segun el axioma universal -quien calla otorga- el reconocimiento puro y simplre de los derechos legitimos de España. De todos modos, la opinion fue desencadenada en las Camaras, en la prensa, en todas partes, contra el abandono de las Falklands; fue el mejor comentario de la Declaracion española y el anuncio de la evacuacion -coloreado de pretextos y enmascarado con una vana protesta- que se produjo tres años despues. Tal fue la solucion de la crisis en que, segun lord Palmerston y sus sucesores, la cuestion de los derechos de Inglaterra la posesion de las Malvinas habria sido ¡"reglamentada y mantenida sin equivoco"! No tenemos la intension de oponernos a eso; y puesto que nuestros adversarios lo quieren, les concederemos la usurpacion y retencion de las Malvinas, desde 1833 hasta la hora actual, no tiene otro precedente legitimo que la Declaracion del 22 de enero de 1771.
El punto relativo a la restitucion condicional del establecimiento de Puerto Egmont, podria conducir al examen de esta cuestion subsidiaria que, nos parece, no ha sido tratada: si la ocupacion de una sola parte del archipielago, por pequeña que fuese, significa la del grupo entero; o bien si esta ocupacion es susceptible de fraccionamiento y, por consiguiente, de soberania diversas. Nos parece que aqui, todavia, habria motivo de distincion. Nuestras categorias son demasiado laxas para comportar respuestas inmediatas, a la vez generales y rigurosas. ¿Como someter al mismo regimen geografico el inmenso archipielago asiatico y el grupo minusculo de las Marquises? Aun considerando archipielagos comparables por la distribucion y la extension, encontramos -en la misma region atlantica- las Bahamas, donde la toma de posesion de la islas de New Providence significo la ocupacion inglesa del grupo total, mientras en el rosario de las Pequeñas Antillas, las nacionalidad diferentes se suceden de una a otra isla. Sin embargo, el principio de agrupacion por grandes familias insulares, parece predominar hoy; y hemos visto hace poco la controversia sobre las Carolinas, que se habia iniciado a causa de la ocupacion sin titulo de la sola isla Yap por Alemania, poner en disputa la propiedad del archipielago entero.
La agrupacion de las islas Malvinas no parece mas disociable que la de las islas de Juan Fernandez o de Galápagos, consideradas tambien como dependencias del continente americano, aunque esten mas distantes que las nuestras y no presenten caracteres tan visibles de parentesco geologico. En la hipotesis de descubrimientos independientes, el de las Sebaldinas corresponderia a los holandeses; el de la gran isla oriental, con varios islotes circundantes, a los franceses; los ingleses no tendrian derechos mas que a la islas Saunders, quedando dudosa la atribucion de la Gran Malvina. Pero, lo repetimos, este fraccionamiento no es admisible porque no concuerda con las conclusiones de la ciencia, sobre la dependencia continental del archipielago. Solo quedaria, pues como teoricamente aceptable, la tesis segun la cual la parte lleva el todo. Ahora bien, aqui el simple buen sentido indica como necesaria una cierta proporcion entre una y otro: parece dificil admitir que la ocupacion de la menos isleta implique la del grupo entero. Los exploradores ingleses habian previsto, sin duda, la objecion; pero semejante bagatela no estaba hecha para incomodarlos: en la carta de Byron, que tengo ante los ojos, el establecimiento de Puerto Egmont se extiende con claridad en la Gran Malvina o sila del oeste.
He aqui, pues, resumidos en algunas palabras los hechos importantes del litigio, con las conclusiones que derivan de nuestra exposicion y constituyen para nosotros resultados adquiridos.

7 jul 2015

Derecho de propiedad de España

Recordemos, ante todo, que es este el mismo derecho historico que opuesto diecisiete años antes a una veleidad de ocupacion de las Malvinas por Inglaterra, habia bastado para detener a esta. Dicha conexion geografica y geologica se ha hecho hoy una nocion trivial. No es necesario multiplicar las pruebas, ya que se trata de una comprobacion elemental que nadi contradice; nos limitamos a citar en su apoyo tres obras tan difundidas y de una tal alta autoridad cientifica como la Geographie de Reclus, la Grande Encyclopedie y la Enciclopaedia britanica. Ella es, por otra parte, de evidencia inmediata para quien eche un vistazo a un mapa de la Republica Argentina. La distancia del cabo Meredith al continente, que -lo hemos dicho- no pasa de 80 leguas marinas, proviene casi en su totalidad del socavamiento de la costa entre Puerto Deseado y Tierra del Fuego. Este retroceso, producido por una depresion del suelo, acentua la aparente solucion de continuidad, enteramente superficial y cuyos sondajes demuestran escasa hondura. El mapa proporciona una confirmacion de estas vistas muy simplres: si se unen con una recta la extremidad de Tierra del Fuego y el Cabo San Antonio, la linea roza la mas occidental de las islas de Jason. Asi se da, sin esfuerzo, la sensacion del debil levantamiento que bastaria para restablecer el antiguo contorno apenas convexo de la costa y la soldadura de las Malvinas de la Patagonia.

Los titulos adquiridos de Francia

Hemos descrito, en su lugar, el desenvolvimiento de esta empresa desde su aprobacion oficial e 1763 y la toma de posesion de las islas Malvinas en nombre del Rey de Francia, el 2 de febrero de 1764, hasta la organizacion administrativa de la colonia y su valorizacion durante los cuatro años siguientes. Dado el abandono que Holanda habia hecho de sus derechos de descubrimiento, parece imposible imaginar titulos mas solidos que los de Francia a la soberania de este territorio sin dueño, reconocido y frecuentado durante medio siglo por sus navegantes; luego, en los cuatro ultimos años, provisto de una administracion regular y organizado en colonia agricola e industrial a expensas de una compañia francesa, autorizada por el gobierno.
No es discutible que, eliminados los derechos de descubrimiento, esta prioridad en establecer, seguida de una tal apropiacion del suelo por el poblamiento, el capital y el trabajo, constituia la forma mas completa de ocupacion efectiva. Sin embargo, hemos visto esta empresa que los interesados declaran satisfactoria despues de un primer envio de aceite y pieles a Europa, a pesar del fracaso de los grandes cultivos, interrumpirse en pleno desarrollo y que el gobierno frances se rindio, sobre la base de una compensacion equitativa para los particulares, a las representaciones del español que reclamaba la propiedad de las islas. Esta reclamacion de España no se fundaba en ninguno de los titulos ordinarios, reconocidos por el derecho de gentes; no invocaba ni la prioridad de descubrimiento ni la toma de posesion ni la ocupacion -no mas ficticia que efectiva- por la razon perentoria de que todas estas formas de adquisicion no se refieren y no pueden referise mas que aun territorium nullius, es decir: susceptible de ocupacion. El gobierno español consideraba, pues, el archipielago de las Malvinas como una dependencia de sus dominios continentales colocada en condiciones identicas a las de la Tierra de los Estados o de las islas de Juan Fernandez y, en consecuencias, que le pertenecia con el mismo titulo que Puerto Deseado o cualquier otro punto de la costa.
No conocemos el desarrollo de la discusion en Madrid entre el ministro español y Bougainville, enviado por el duque de Choiseul, y que termino con la cesion o restitucion pura y simple del archipielago a España. Hemos visto que Bougainville la resume, en su Voyage, con la concision habitual, pero no es dudoso que se hallarian, en caso de necesidad, rastros documentales en los archivos españoles y franceses. ¿Cual es el valor verdadero de este derecho historico de España, declarado y reconocido superior, asi como es anterior, a todos los titulos exhibidos y a todas las diligencias efectuadas por los navegantes o primeros ocupantes de otras naciones? Es lo que se debe investigar.

Primeras ocupaciones por los malvinos

¿Efectuose un principio de ocupacion, a partir de los primeros años del siglo XVIII, por las numerosas expediciones malvinas que hemos mencionado? A falta de otros testimonios, que de todos modos abundan, la obra y sobre todo la carta de Frezier, bastaria para probarlo. Para que el ingeniero frances haya podido levantar en 1715 una carta de las Malvinas donde, salvo por la parte occidental, la costa y las principales islas adyacentes estan dibujadas en su lugar y con sus nombres franceses, ha sido preciso forzosamente que el tomase los datos anteriores a su propio viaje de las relaciones de sus compatriotas. El mismo, por otra parte, se refiere expresamente a varias de estas expediciones, "la mayor parte de Saint-Malo", especialmente a las del Maurepas y del Saint-Louis, cuyas "Memorias" o diarios de a bordo ha consultado: "Saint-Jean-Baptiste, que ha penetrado despues de Strong en el canal Falkland; del Saint Charles que, en compañia de Muriet, descubre y bautiza las isletas Danican, etc. Todo eso ha sido establecido mas arriba y no debemos insistir.
Es, pues, una matter of fact innegable que estos ataques positivos y repetidos al archipielago por los navios de Saint-Malo -han estampado, con toda justicia, sus marcas para siempre- representaban, como hemos dicho, un comienzo de ocupacion efectiva. No es menos evidente que devemos ver ahi la atraccion de un derecho nuevo que se yuxtapone a los del descubrimiento y de la ocupacion ficticia y constituye como estos un titulo inicial cuyo valor futuro dependera de las circunstancias. Por su evolucion ulterior, efectivamente, estos derechos imperfectos, mas virtuales que actuales, llegan a la vida completa o al aborto, segun que otros factores sobrevivientes cooperen o se opongan a su progreso. Es evidente, por ejemplo que en el caso de las Malvinas, el derecho de prelacion que deriva del descubrimiento, estaba en camino de prescribirse por la renuncia tacita de los Paises Bajos a reclamarlo y ejecutarlo. Contrariamente, los titulos secundarios adquiridos por Francia como consecuencia de multiples ocupaciones parciales debidas a connacionales autorizados y a menudo subvencionados, iban a reforzarse de modo singular, algunos años despues, gracias a la accesion de los elementos nuevos que traia la expedicion de Bougainville.

6 jul 2015

Los elementos de la posesión legitima

No tenemos que insistir sobre lo que hemos dicho al principio del capitulo II tocante al innegable valor actual de los diversos factores que pueden concurrir a la adquisición legitima por el Estado, de un territorio sin dueño. Aquí, para dar nuestras conclusiones toda la amplitud deseable y no dejar al sofisma ningún rincón donde refugiarse, los admitiremos todos a examen: prioridad de descubrimiento, toma de posesión u ocupación ficticia, ocupación efectiva, dependencia o proximidad. A cada uno de estos factores sucesivos nos es necesario ahora, por tanto, "probar" las pretensiones de Inglaterra y de España. Estos exámenes, por otra parte, serán tan breves como concluyentes, puesto que consideramos todas las investigaciones históricas como hechas y operamos todas las investigaciones históricas como hechas y operamos en presencia de resultados adquirirlos.

La conclusion

Si la exposición del asunto ha sido hecha claramente, la conclusión lógica -por no decir las conclusiones en el sentido jurídico del termino- debe poder deducirse en algunas paginas. Hasta nos atrevemos a creer que el lector, con un poco de atención reflexiva, la formularia solo. Deseamos ahorrarle este trabajo. Vamos, pues a extraer de la exposición que precede, aplicando los principios de derecho internacional mas generalmente aceptados, los hechos probatorios que establecen nuestra tesis con una firmeza de la cual el lector sera juez. Este resultado, por otra parte, se relaciona mucho menos con la dispocision que con la buena calidad de los materiales; no tenemos aquí otro merito que el de haberlos elegido y probado con suficiente atención para estar seguros de su resistencia. Sobre este punto estamos casi tranquilos. Todo nuestro informes son extraído de las fuentes o de las relaciones mas autenticas, y nos atrevemos a creer que nuestro adversarios no podrán contradecirlos sin ofender la verdad.

La ocupacion española hasta el advenimiento de las Provincias

Pero es conceder demasiada importancia a lo que casi no la tiene. Poco importa en el fondo que Inglaterra haya acariciado o no, desde, entonces, el oculto pensamiento de reivindicar un día el territorio que simulaba devolver a sus legítimos dueños. No es en una concesión de Inglaterra en lo que fincan los derechos de España, según ha llegado a demostrarlo, a nuestro juicio, la historia de los descubrimientos y de las ocupaciones sucesivas del archipiélago. Agregaremos -para terminar este capitulo de las antiguas ocupaciones y relacionarlo con el primero, que trata de la ocupación actual -que la administración española de las islas Malvinas, inaugurada en Puerto Soledad el día de la cesión hecha por Bougainville, continuo desenvolviéndose sin obstáculo ni detenimiento durante los cuarenta últimos años del imperio colonial. Los gobernadores de las islas Malvinas eran generalmente oficiales de la flota, nombrados por el ministro de marina, pero que dependían administrativamente del virrey de Buenos Aires. Se puede seguir, en los documentos oficiales, la sucesión ininterrumpida de estos funcionarios: después de Ruiz Puente, a quien conocemos, viene, en 1773, el teniente de navío Ramon Caraza, a quien sucede en 1781 don Salvaor Medina, reemplazado a su vez, en 1785, por don Ramon Clairac, etc.,etc. Hacia esa época, para regularizar las comunicaciones entre el archipiélago y el continente, se englobo la comandancia de Puerto Deseado en el gobierno de las Malvinas y se decidió que cuatro bergantines del apostadero del Rio de la Plata harían regularmente el recorrido entre Montevideo, Puerto Deseado y las Malvinas. En 1803 los bergantines San Julian, Carmen, San antonio y Belen se alternaban en este servicio que comprendía ademas de la correspondencia, el transporte de las guarniciones y mercaderías destinadas a estos establecimientos. Dichas organización persistió hasta la caída del régimen colonial. Hemos citado una nota -fecha el 28 de diciembre de 1807- en la que el comandante Juan Crisostomo Martinez, que fue el ultimo gobernador colonial del Puerto Deseado y Malvinas, explicaba al Capital General del Rio de la Plata, don Santiago de Liniers, que se había aproximado a Buenos Aires a causa del anuncio de un ataque de los ingleses: se sabe que las tropas de Whitelocke, batidas por las de la "Defensa", habían debido capitular y reembarcarse en agosto y septiembre de ese año...
Las memorias del virrey de Buenos Aires, en las que siempre se consagra un capitulo a los establecimientos de la Patagonia y las Malvinas, permiten seguir su penosa existencia, frecuentemente amenazada durante este periodo de decadencia colonial que dobla por un régimen caduco. Los gobernantes de pelucas largas y vistas cortas que, después de una carrera sin gloria ni provecho, tenían aquí sus Inválidos, mostrabanse con frecuencia los principales enemigos de esas estaciones lejanas en que no veían utilidad marítima y menos todavía porvenir fructífero. Era necesario que la opinión sensata y la juiciosa pervision viniesen de Madrid para rectificar los errores groseros proyectados en Buenos Aires. El virrey Vertiz -cuya inteligencia y merito han sido, me lo temo, un poco exagerados- consultado sobre el problema de la costa patagonica y de las Malvinas, proponía al ministro Galvez un remedio "soberano" para las dificultades de esta colonización: abandonarlo todo. Rechazado en lo referente al remedio heroico, insistía por los menos sobre este paliativo: ¡trasportar el establecimiento de Puerto Soledad a Puerto Egmont!. A pesar de esta hostilidades y absurdos, las Malvinas no se rindieron. La cadena, rota un instante por la violencia sacudida de la Independencia, se reanudo casi en seguida después de la instalación del nuevo régimen: e Inglaterra, lo hemos viso, tuvo que recurrir a la fuerza, después de sesenta años de tranquilo abandono, para arrancar momentáneamente a la Argentina recién emancipada el trozo de imperio colonial que España, a pesar de hallarse envejecida y agotada, había sabido retener.

3 jul 2015

El pacto de 1771

La declaracion que ponia al fin conflicto, firmada por Masserado el 22 de enero de 1771, es la siguiente, segun el texto oficial que, redactado en frances un tanto cosmopolitica, figura en el Recueil des traites de G.F. Martens:
"Habiendose quejado Su Majesta Britanica -plaint -de la violencia cometida el 10 de junio de 1770, en la isla generalmente llamada -appelle- Gran Malvina y por los ingleses isla Falkland, al obligar por la fuerza al comandante y subditos de S.M. Britanica a evacuar el puerto llamado por ellos, Egmont, acto ofensivo para honor de Su Corona, el principe Masserano, embajador extraordinario de Su Majestad Catolica, considerando el amor a la paz de que esta animada y para mantenimiento de la buena armonia con S.M. Britanica, y considerando que este suceso podria interrumpirla, ha visto con desagrado esta expedicion capas de turbarla; y en la conviccion en que se halla de la reciprocidad de sentimiento de S.M. Britanica y de su alejamiento para autorizar cualquier cosa que pudiese turbar  la buena inteligencia entre ambas Cortes, S. M. C. desautoriza dicha empresa violenta y, en consecuencia, el principe de Masserano declara que S. M. C. se compromete a dar ordenes inmediata para que vuelvan a dejarse las cosas en la Gran Malvinas, en el puerto llamado Egmont, precisamente en el estado en que se hallaban antes del 10 de junio de 1770, a cuyo efecto S. M. C. dara orden a uno de sus oficiales de entregar al oficial autorizado por S.M. Britanica el Puerto y Fuerte llamado Egmont, con toda la artilleria, las municiones de guerra y efectos de S. M. B. y de sus subditos, que han sido encontrados alli el dia susodicho, conforme al inventario levantado,
El principe de Masserano declara, al mismo tiempo, en nombre del Rey, su señor, que el compromiso de Su dicha Majestad Catolica de restituir a S.M. Britanica la posesion del fuerte y puerto llamado Egmont, no puede ni debe afectar en nada la cuestion de derecho anterior de soberania de las islas Malvinas, llamadas por otro nombre Falkland.
En fe de lo cual. Yo, el ya mencionado embajador extraordinario, he firmado la presente Declaracion con mi forma ordinaria y le hice poner el sello de mis armas. En Londres, 22 de enero de 1771.
El mismo dia, lord Rochford formulaba y firmaba la aceptacion del compromiso arriba citado, que fue cumplido por España y ejecutando fielmente algunos meses mas tarde. El 23 de septiembre de 1771, el capitan Stott llegaba a Puerto Egmont con la fragata Junio, la corbeta Hound y el transporte Florida, para volver a tomar posesion de Puerto Egmont. El 16, en efecto, el fuerte y todo el material fueron restituidos por el oficial español Orduña, suficientemente autorizado, quien por orden superior se abstuvo de toda observacion inutil. Despues de lo cual los españoles regresaron a Puerto Soledad, mientras los ingleses volvian a instalarse en Puerto Egmont. Y estableciose desde entonces este raro condominio que duro casi tres años y segun el cual de los primeros quedaban tacitamente dueños del archipielago, con la sola condicion de permitir a los segundos la posesion tranquila de su residencia en la isla Saunders, la cual -insistamos en ello- no es, absolutamente, la Gran Malvina o West Falkland de las controversias, como han dejado decir, por ignorancia o ligereza, los españoles y sus sucesores.
El arrenglo no fue bien recibido por nadie, salvo en Paris por d'Aiguillion, estuviesen o no a sueldo de Inglaterra. En Madrid los descontentos se agruparon en torno del patriota Aranda contra ese guiñapo de Gitmaldi, al que una caratola protocolar consolaba pronto de los infortunios de su pais. En Londres, donde las instituciones libres prohibian el secreto y libraban a las polemicas de prensa los actos del gobierno, la opinion publica fue generalmente desfavorable. El Parlamento reclamo todos los documentos del litigio y la oposicion se desencadeno contra la transaccion, atacando la debilidad del gobierno, la intrusion de Francia, el Pacto de Familia, haciendo arma de todo. La clausula hacia la cual convergian todas las flechas envenenadas era, naturalmente, la de la soberania de las Malvinas, reservada -vale decir retenida- por España. Nada mas justo desde el punto de vista ibgles, y los sarcasmos ultrajantes de Junius fuero casi igualados en violencia por las interpelaciones de Chatham en la Camara de los Lores y de Burke en las de los Comunes. Este no titubeaba en declarar que la clausula por la que España se reservaba la soberania de la isla Falkland, era la mas desastrosa que se puedo imponer a la Gran Bretaña. El ministerio, lo hemos dicho, echo mano para defenderse a la vigorosa logica y al estilo potente de Samuel Johnson. La exposicion del gran critico, muy nutrida de hechos y admirablemente escrita, fue eficaz en todo, salvo en el capitulo citado, en el que aparecia lamentable porque ningun argumento prevalee contra la verdad. Ahora bien, lo repetimos: todos cuantos como buenos ingleses deploraban la aceptacion de la clausula estaban la verdad; esta significaba, segun decia el gran orador de los Comunes, el reconocimiento expreso de los derechos de España sobre las Falklands y, a los ojos de Europa, "la justificaba de antemano si, cuando juzgara el momento oportuno, la reconquistaba por las armas". Despues de esto, cuando lord Palmerston, sesenta años mas tarde, con su respuesta del 8 de enero de 1834 cerraba la boca a nuestro enviado Manuel Moreno, afirmando con tono perentorio que "los derechos de Gran Bretaña a la soberania de las islas Falklands fueron sostenidos y mantenidos inequivocamente durante las controversias de 1770 y 1771", hombre de Estado, que aquel sobrepasaba ese dia los mas amplios limites que el buen gusto impone al buen humor aun al britanico.

Evacuacion de Puerto Egmont, 1774

Sabese que Puerto Egmont fue evacuado el 22 de mayo de 1774, dos años y ochos meses despues de la reocupacion. El teniente Samuel William Clayton habia sido nombrado comandante en 1772, y alli residia desde hacia dos años con algunos oficiales, 18 marineros y 23 soldados de marina. NO habia un solo colono; nada que indicase algun designio de explotacion Una chalupa, el Pinguin, bastaba para servicio del establecimiento. En los primeros dias de mayo de 1774, la guarnicion vio reaparecer al trasporte Endeavour que la habia traido; pero en vez del nuevo personal y de los viveres esperados, traia la orden de evacuacion. En algunos dias fueron embarcados hombres y efectos, asi como las casillas desmontables de madera; y el Endeavour volvio a hacerse a la vela no dejando en Puerto Egmont, como señales durables de la ocupacion que sigue, grabada en una placa de plomo, fue fijada sobre una parte saliente del recinto.
"Que sea notorio a todas las naciones que las islas Falkland, asi como este Fuerte, los Almacenes, Diques, Abras, Bahia y Ensenadas que de ellas dependen, pertenecen por derecho unicamente a Su muy sagrada Majestad George III, Rey de la Gran Bretaña, Francia e Irlanda, Defensor de la Fe, etc. En fe de lo desplegados y enarbolados, como una marca de posesion, por Samuel William Clayton, Oficial comandante de las islas Falkland, el 22 de mayo de 1774.
¿Resuelve el documento arriba citado, definitivamente -y por la negativa- la discusion suscitada a proposito de un pretendido acuerdo secreto entre ambos paises para la restitucion de Puerto Egmont? Seria demasiado ingenuo creerlo. Bien ha podido el gobierno ingles comprometerse en este sentido y hasta -como se ha visto- mantener su compromiso segun la conveniencia del momento, sin prohibirse por eso un viraje de bordo en lo porvenir. A una tal eventualidad habria respondido la declaracion del oficial Clayton. La politica antigua de estos escamoteos. Es conocida la precaucion maquiavelica de disimular diestramente, en todo contrato que se firma, una causa futura de nulidad: eso era de excelente diplomacia, sobre todo para uso del mas fuerte. El recurso de hacer violar por un agente lejado -que se desautorizaba cuando era necesario -un arrenglo terminado a la faz del mundo, era tambien de empleo diario y precioso; con mas razon cuando no se trataba mas que de un pacto secreto y hasta de una promesa verbal, sostenia unicamente por la memoria o la buena fe de los interesados...
La creencia en un acuerdo secreto para el abandono mas o menos proximo de Puerto Egmont por Inglaterra, se hizo general al dia siguiente del conglicto. Ademas de los rumores que circulaban en Madrid, se le encuentra expresada en varias obras inglesas contemporaneas, tan considerables como la Historia de Miller, la Geografia de Guthrie, el Diccionario de Brookes, etc. No es posible asignarle aqui un origen español. Sin embargo, habiendo el enviado Moreno aludido a ella en su Memorial, lord Palmerston, en su respuesta, exhibio la correspondencia cambiada de 1772 a 1774 entre el ministro y el embajador ingles en Madrid, de la que parecia resultar efectivamente que la evacuacion de Puerto Egmont habia obedecido a conveniencias de presupuesto, y de ningun modo a la ejecucion de un compromiso contraido, y menos aun -como la escribia Rochford al embajador, anunciandole esta noticia- "a pedido de la corte de Francia". ¿Para que tantas reservas y precauciones, si alli no habia nada? Es que, sin duda, habia algo; en visperas de un cambio de reinado en Francia, cambio que coincidia con este grave recodo de la historia que fue la insurreccion de las colonias americanas, la Gran Bretaña sentia necesidad de aminorar las dificultades de su situacion, conciliandose con España. El abandono aparente o real de Puerto Egmont, le aparecio como un do ut des, donde ganaba mas de lo que perdia, sobre todo si, con su duplicidad acostumbrda, retenia con un hilo invisible la presa que parecia soltar.

2 jul 2015

La paz en peligro

Desde los primeros momentos, las previsiones del publico y hasta del gobierno fueron pesimistas. La guerra pareció inevitable puesto que, por una parte, Inglaterra exigía la reparación completa y, por otra, parecía poco admisible que España hubiera tomado tal iniciativa sin aceptar sus consecuencias. Tanto lord Weymouth en Londres como Mr. Harris en Madrid, comprobaron los actos cometidos, expresaba sentimientos que parecían sinceros y se esforzaba en atenuar la gravedad de estos actos. "El gobernador Bucareli había procedido sin ordenes y por una interpretación temeraria de las leyes de Indias. Su Majestad Católica experimentaba los mayores deseos de conservar la paz y haría lo que pudiese -salvo, naturalmente, lo que se le pedía- para demostrarlo, etc". La lentitud de las comunicaciones, favorecía entonces las prorrogas y pretextos. Cerca de dos meses habían transcurrido sin que el asunto adelantara un paso; exigía Inglaterra, ademas de la restitución de Puerto Egmont, la desautorización categórica de Bucareli; se obstinaba España -con muchas protestas amistosas- en compensar la restitución del establecimiento con el reconocimiento de Su Majestad Católica sobre el archipiélago y en no desautorizar a su gobernador Bucareli hasta que hubiera sido desaprobada a la actitud del capitán Hunt.
Entretanto se armaban de una y otra parte, pero -síntoma inquietante para España- sin que Francia se moviera. Estando Carlos III resuelto a no ceder, hizo llamar a Aranda, partidario declarado de la guerra, y le pidió un plan de defensa. Presento aquel al rey un proyecto donde abundaban las miras juiciosas, fundadas -naturalmente- en el concurso de Francia. El plan de Aranda esta fechado el 16 de diciembre. En ese momento se había perdido toda esperanza en un arreglo pacifico, a tal punto que el encargado de negocios. Harris, recibía del conde Rochford orden de pedir sus pasaportes. Harris, hizo, en efecto, la salida ficticia que hemos descrito. La nota de Rochford esta fechada el 24 de diciembre. Ahora bien, ese mismo día, exactamente, el rey de Francia ordenaba a su primer ministro, duque de Choiseul, que le mandara la renuncia de todos sus cargos y se retirase a su dominio de Chanteloup. Menos de un mes después firmaba España la Declaración en que aceptaba casi todas las condiciones que, hasta entonces, había rehusado.
La caída de Choiseul no fue, como generalmente se escribe, la señal brusca de una cambio de frente en la actitud de España. La hesitación que en ella hemos señalado al principio mismo de la crisis y que contrastaba con su resolución de algunos meses antes, no hacia mas que adaptarse a la curva descendente de la política francesa o, si se quiere, a la influencia decreciente de Choiseul. Este había sido siempre partidario resuelto de la alianza española. En una memoria dirigida a Luis XC, y que data de 1765, el "Rey Choiseul", entonces en la cumbre de su poder, aconsejaba a su soberano "unirse de mas en mas a España, su aliada natural". Estos sentimientos, o mas bien estas convicciones, los conservo siempre. Desgraciadamente su influencia declinaba a medida que se acentuaba el conflicto angloespañol, de ahí la fluctuación que hemos notado en la política del gabinete de Madrid, y que haciendo necesariamente coincidir el eclipse de Choiseul con el debilitamiento del Pacto de Familia, debía inducir a establecer una relación estrecha de causa a efecto entre retiro del ministro francés y la capitulación del gobierno español.

1 jul 2015

Expulsion de la guarnicion inglesa

A la fragata inglesa Tamar, que se había retirado inmediatamente después de los hechos narrados, había sucedido las corbetas Favourite, mandada por Maltby, y Swift, por Farmer: pero esta se había perdido en una excursión al Estrecho de Magallanes, de donde la tripulación -menos tres hombres ahogados- pudo llegar al Puerto Egmont en una chalupa. Este desastre que dejaba sola a la Favourite, hacia mas vana toda actitud defensiva contra los cinco navíos españoles que, el 8 de junio, vinieron a acoderarse frente a Puerto Egmont. Solo la fragata Industria desembarco mas gente que la contenida en el fuerte ingles. La resistencia debió limitarse a dos días de coloquios y bellos gestos, seguidos de algunas descargas inofensivas, todo por el honor; después de lo cual se paso a los artículos de la capitulación, firmada el 10, entre el comandante Madariaga y los capitanes Farmer y Maltby.
Las condiciones eran moderadas en el mayor grado posible. Entregado el fortín, las tropas debían embarcarse con armas y bagajes, a tambor batiente y banderas desplegadas, en la fragata Favourite, que les llevaría fuera de los dominados de Su Majestad Católica.
Así se hizo, aunque con ciertos detalles de ejecución que parecieron particularmente hirientes al gobierno ingles: bajo pretexto de que el gobernador de Soledad no llegaba para firmar el inventario, la Favourite fue detenida por veinte días en Puerto Egmont y -dice el informe británico- para mayor seguridad, como de la Favourite fue sacado y guardado en tierra hasta el momento de la partida. Tal fue el origen del conflicto que estuvo a punto de encender la guerra entre ambas naciones.
Esta faz de la cuestión de las Malvinas, es la mas conocida de todas, gracias -en primer lugar- a la resonancia de los debates parlamentarios ingleses y, mas tarde, a la publicación de los documentos cambiados entre las cancillerías. La gravedad de las circunstancias y el interés publico que se asociaba a las peripecias de la discusión diplomática, engañaron sobre el verdadero carácter y el alcance limitado de aquella. De hecho y por la muy firme voluntad de Inglaterra, el conflicto internacional de 1770 -nacido de la injuria infligida a su pabellón -quedo circunscripto a la reparación de dicha injuria por España o al casus belli que surgía inmediatamente. El gobierno ingles no acepto ni siquiera la toma en consideración de los incidentes y primeros choques que habían precedido a la expulsión de sus súbditos por las fuerzas españolas; mucho menos todavía el examen de los títulos de una y otra nación a la propiedad de las islas. Puede uno convencerse de ello por la lectura de los "papeles de Estado" que siguen al presente trabajo. Bien lejos, pues, de conceder al incidente en si -como lo han hecho todos nuestros predecesores -una importancia exagerada, lo resumiremos en algunas lineas y no nos detendremos mas que en la extraña situación que siguió y parece ser, a la vez, su consecuencia y su contradicción.
Hemos indicado las precauciones tomadas por los gobernadores de Puerto Soledad y de Buenos Aires para que la noticia de los acontecimientos de Puerto Egmont fuera, primeramente, conocida en Madrid y no llegase a Inglaterra mas que en el momento deseado y por intermedio del gobierno español. Así pasaron las cosas. En efecto, por el embajador de España a Londres, príncipe de Masserano, tuvo el 10 de septiembre lord Weymouth, Secretario de Asuntos Extranjeros, el primer eco de la lejana agresión. El rumor, extendido rápidamente en el mundo de la política y los negocios, causo allí una sensación de estupor y de cólera que no hizo mas que acrecentarse cuando dos semanas después la Favourite entro en Spithead y despacho a Londres un correo portador de todos los detalles.

El conflicto angloespañol, 1770

Si las Malvinas dieron poco que hablar durante los tres años 1767-1769 en que fueron ocupadas simultáneamente por España e Inglaterra, confesemos que se desquitaron ampliamente durante los dos que siguieron. Hemos dejado a los ingleses establecidos en Puerto Egmont, en un punto de la costa sureste de la islita Saunders, frente a la isla Keppel o de la Vigie. Levantaron alli un fortin de madera traido de Inglaterra y construyeron, en el circuito prohibido, algunas habitaciones para el comandante y los oficiales de tierra y mar; algo mas lejos, una gran barraca alojaba a los hombres de tropa y tripulacion que no habia permanecido a bordo del navio fondeado. La seguridad era tan grande, que habian transformado el fortin en almacen. El establecimiento britanico estaba a mas de 180 millas de costas muy recortadas de Puerto Soledad y no parece que los ingleses se hayan preocupado mucho en multiplicar su excursiones hacia el establecimiento rival, cuya existencia era conocida en Inglaterra desde los viajes de Byron y Macbride. Podria creerse que permaneciendo quietos los unos como intrusos y los otros por ser mas debiles, la situacion debio de prolongarse indefinidamente. No ocurrio asi: el gobierno español soportaba la injuria con estremecimiento que presagiaba un proximo estallido. Desde 1766 el conde de Aranda denunciaba los propositos de Inglaterra y aconsejaba contrarrestarlos. Durante el año 1767 y los dos siguientes, el ministro de marina. Arriaga multiplicaba las advertencias al gobernador de Buenos Aires, don Francisco Bucareli, sobre el mismo asunto, sin poder aun determinar el lugar preciso del establecimiento ingles. El 11 de julio de 1769, Carlos III, tan prudente, escribia a su maestro Tanucci: "Soporto aun sus insultos; pero cuando no pueda mas, saltara todo...". Hacia el mismo tiempo, el gobernador de Buenos Aires habia dado orden al jefe de la division naval de Montevideo, Don Juan Madariaga, de enviar a las Malvinas la fragata, para registrar la costa. La expedicion fue confiada al capitan de fragata don Fernando Rubalcava quien, llegado a Puerto Soledad hacia fines de enero de 1770, emprendio algunos dias despues la exploracion de la costa norte, de este a oeste, y el 19 de ffebrero "descubrio", al fin, el puerto de la Croisade, donde se hallaba anclada la fragata Tamar, mandada por Antonio Hunt. Al dia siguiente, tras una entrevista cortes, el comandante español dirigia al ingles la protesta que puede leerse en los documentos y que obtuvo la respuesta que se leera igualmente alli. Los intrusos se amostazaron como Tartufo: "¡Vayanse Uds.!" Rubalcava, careciendo de ordenes, se limito a responder a la insolente intimacion con su permanencia en el puerto todo el tiempo necesario para levantar el plano y fijar la situacion del establecimiento; hecho esto, volvio a entrar en Montevideo en los primero dias de abril.
Mientras el gobernador Bucareli, el inspector Vertiz, el comandante Madariaga, el capita Rubalcava y otro mas daban cuenta del mismo suceso al merino mayor Arriaga, se activaban en el Plata los preparativos de la expedicion armada contra puerto Egmont. Evitose aguardar nuevas ordenes de la corte, tanto se temia que ellas viniesen a contrariar esta partida para la "Cruzada", que pronto disminuiria sus pretensiones. La expedicion, bajo las ordenes superiores de Madariaga, zarpo de Montevideo el 8 de mayo; se componia de cinco fragatas que llevaban alrededor de 1.500 hombres y un tren de artilleria.
Era mucho, sin duda, pero se adivina el movil de la medida; y no tuvieron razon los oficiales ingleses al burlarse, mas tarde, de esta superioridad abrumadora que les habia permitido capitular sin que derramase una sola gota de sangre.

Francia cede a España la colonia de Bougainville, 1767

Baugainville había quedado en Paris, mientras el Aigle retornaba a las Malvinas con viveres y nuevos colonos. Fue llamado al ministerio y advertido de la protesta elevada por el embajador español, referente a la colonia de las Malvinas. Por orden de Choiseul, debio ir el mismo a discutir esta cuestion a Madrid. El gobierno español se mostro intratable con respecto al derecho de posesion de las islas. Admitió, sin embargo, como arrenglo equipativo y sin estar obligado a ello, el reembolso de los gastos hechos, incluido el valor de las instalaciones y del material: el total fue estimado y fijado, según los inventarios, en la suma de 603.000 libras, y fue pagado parte en Paris, parte en Buenos Aires. Bien pronto habremos de examinar este derecho superior invocado por España y reconocido por Francia, que es -jamas se lo ha hecho resaltar- el eje mismo del litigio. Pero en primer lugar tenemos que concluir con el lado material de la transacion.
El 15 de noviembre de 1766, Bougainville tomo en Nantes el mando de la fragata La Boudeuse, con la que iba a realizar su memorable viaje alrededor del mundo. El 31 de enero españoles Liebre y Esmeralda, que debian acompañarlo a las Malvinas con don Felipe Ruiz Fuente, nombrado gobernador. Las tres fragatas, escoltadas por una tartanas cargada de ganado, partieron de Montevideo el 28 de febrero. El 25 de marzo los navios eran amarrados en la bahia Francaise y el 1º de abril la colonia fue librada a las autoridades españolas con las ceremonias ordinarias, cuyo resumen se halla en el Voyage de Bougainville.
"El 1º de abril entregue nuestro establecimiento a los españoles, que tomaron posesión de el enarbolando el estandarte de España, al que la tierra y los barcos saludaron con veintiun cañanazos a la salida y a la puesta del sol. Yo había leido a los franceses, habitantes de esta colonia naciente, una carte del rey por la que Su Majestad les permitía quedar alli bajo el dominio del Rey Católico. Algunas familias aprovecharon este permiso; el resto, con el Estado Mayor, fue embarcado en las fragatas españolas que salieron para Montevideo el 27 a la mañana".
Apenas desembarcados los españoles, revelaron poco entusiasmo por su nueva adquisición. Oficiales, soldados, aventureros sin oficio ni beneficio, lanzaron gritos de decepción, como si los cesionistas les hubiesen prometido el oro y moro: y, como de costumbre, fueron los mas miserables los que se mostraron mas delicados. Se hallaran en los documentos algunas muestras curiosas de estas quejas desoladas: un hermano mendigo, entre otros, no podia soportar semejante martirio. El ex jesuita Falkner se hizo eco de dichas lamentaciones mezclando algunas calumnias contra los franceses a las revelaciones con las cuales traicionaba el país del que habia comido el pan durante treinta y cinco años. Verdad es que algunos cebecillas se mostraron mas inteligentes y comprendieron la importancia real de las Malvinas como puesto estratégico. Pero el lado de la colonización y la pesca, que exigia constancia y trabajo no seria nunca un valle de Tempe. Ni serian tampoco sus legitimos y desdeñosos poseedores quienes debían encontrar alli con que vivir y hasta con que enriquecerse. Pero los que un dia sabrían descubrir el humilde tesoro de las Malvinas, después que los meridionales indolentes, armadores de cigarrillos y rascadores de guitarra, hubieran partido, eran rudo hijos del norte, los Vernet, los Brisbane y sus sucesores escoceses o galeses, habituados al invierno y a la tempestad, y acostumbrados a pedir al oceano el acrecentamiento de recursos que la tierra indigente no provee.